Desde la aparición del TARGA (terapia antirretroviral de gran actividad) en 1996, los infectados por el VIH han experimentado mejoras en su estado de salud general y en su calidad de vida. De hecho, dado que ha aumentado la esperanza de vida de los enfermos de SIDA en aquellos países en los que el uso del TARGA está extendido, el número de personas que viven con el SIDA ha aumentado notablemente. En América del norte y en Europa occidental y central, el uso del TARGA mantuvo relativamente bajo el número de muertes relacionadas con el SIDA.
El tratamiento del VIH tiene cuatro objetivos principales:
- Aumentar la esperanza de vida del paciente y su calidad de vida.
- Evitar que el VIH progrese al reducir la carga viral a niveles indetectables.
- Devolver el sistema inmunitario a su estado normal y mantenerlo así.
- Reducir el riesgo de transmisión del VIH a otras personas.
Tipos de fármacos anti-VIH
En la actualidad existen más de 25 fármacos antirretrovirales para ayudar a las personas con VIH a desarrollar una vida más larga y más sana. Estos fármacos se clasifican en 4 clases:
- Inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de los nucleósidos (ITIN): Bloquean la capacidad del VIH de copiar el ADN de una célula que necesita para realizar copias de sí mismo.
- Inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de los nucleósidos (ITINN): los ITINN bloquean la misma proteína que los ITIN, aunque su composición química es diferente. Si no se emplean en combinación con un ITIN, el paciente desarrolla resistencia a ellos muy rápidamente.
- Inhibidores de la proteasa (IP): los IP bloquean la proteasa, una enzima que el virus del VIH necesita para multiplicarse. Los IP son muy potentes y se toleran relativamente bien.
- Inhibidores de fusión (IF): los IF, que son la clase más novedosa de ARV disponibles, impiden que el VIH se introduzca en las células sanas del cuerpo. El único fármaco comercializado de esta clase debe administrarse mediante inyección subcutánea.
Efectos secundarios
Los fármacos para el VIH o antirretrovirales (ARV) tienen el potencial de mejorar la salud y alargar la vida, aunque de vez en cuando también pueden hacer que el paciente no se sienta bien. Éste debe hablar siempre con su médico sobre cualquier efecto secundario que aparezca, que empeore o que no desaparezca.
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