Los pacientes infectados con el VIH suelen sufrir vergüenza y depresiones crónicas, aunque los sistemas sanitarios del continente apenas tienen recursos para atajar estas dolencias. Varios conferenciantes indicaron que los programas contra el VIH se centran en reducir el estigma y los malos tratos que sufren los infectados por parte de la sociedad, pero que no existen programas para atajar la mala percepción que tienen de ellos mismos.
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